martes, marzo 24, 2009

La chica tonta del café

Lo nuestro no era un amor de cuento de hadas. Él no era un príncipe encantador y yo por supuesto no estaba encerrada en una alta torre esperando a ser despertada por un beso o víctima de una manzana envenenada. Él era actor, trabajaba en una compañía de teatro y yo era la chica del café, aspirante a ser una empleada de altos puestos de una gran empresa que de momento se sacaba las pelas con un trabajito de mierda. Y ahí surgió nuestro amor… entre bambalinas y unas cajas de pelucas rubias de la marca Gingi-Blaster… o más bien, el revolcón. Sí, así es mi vida.

Nuestros besos no son como los de las películas…no son tiernos piquitos que el caballero enamorado le da a su amada doncella de los cabellos largos tras pasar mil adversidades, luchar contra un dragón, una bandada de mosquitos asesinos y un par de cacatúas con mala leche. Eran de esos en los que su lengua formaba parte de mi garganta e intentaba fundirse con ella o llegar a mis cuerdas vocales.




2 comentarios:

Elena dijo...

Ese fragmento lo publicaste ya en tu fotolog, no?
Me gusta :)

Unknown dijo...

todo muy sucio, se echan en falta más detalles.

saludos