lunes, junio 15, 2009

Haciendo pruebas.

- Sólo quiero saber si estás enfadado

No quería mirarla. ¿Qué debía contestar? ¿estaba de verdad enfadado? No, no lo estaba. Tras pasarme los dedos por los desordenados mechones del pelo que se revolvían furiosos, me giré hacia ella. Sus ojos verdes se encontraron con los míos. La suya era una mirada que no sabría como interpretar: anhelante, pensativa, suplicante... pero a la vez brillaba en ella una determinación que no había visto en ninguna chica.
- No estoy enfadado -me apresuré a contestar -sólo que no quiero seguir con esto, sal de mi casa - quizá había sido demasiado borde.
- ¿Por qué?
¿Que por qué? Eso digo yo, ¿por qué? no esperaba que ella me preguntara eso.
- Porque ésto no nos lleva a ninguna parte, desaparece de mi vista, Mandy.
Me giré, dispuesto a cerrar la puerta delante de ella pero sentí su tacto. Sus dedos se habían cerrado entorno a mi muñeca, de forma suave, podía sentir su calidez (y si mi imaginación no me jugaba una mala pasada, puede que incluso sentía un hormigueo que se filtraba desde la yema de sus dedos, hacia mi muñeca, recorriendo mi brazo como una descarga eléctrica. La miré, cualquier chica ya habría llorado, pero ella no, Mandy nunca llora, y en cierto modo lo agradezco, no sé si podría verla llorar.
-Mandy... esto no es mi estilo, yo no soy así, no puedes cambiarme -respondí intentando deshacerme de su mano con suavidad, pero en lugar de eso, ella la agarró más fuerte y me colocó la otra mano en el pecho.
-Yo no quiero cambiarte, Jake. -diciendo ésto, se puso de puntillas y apretó sus labios contra los míos. Pensaba que debería apartarme y dejarla ir, al fin y al cabo, ella acabaría odiándome y me olvidaría, nos olvidaríamos, pero aún podía sentir su calidez en mi pecho y en lugar de apartarla, rodeé su cuerpo con mis brazos y la estreché, levantándola del suelo unos centímetros y besándola, quizá como nunca había hecho.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola!
He visto tu comentario en mi blog, te agradezco tus palabras y como no, jeje, aquí tienes otra seguidora mas.
Un beso.

Violeta Font dijo...

Esa historia tiene toda la pinta de acabar bien en ficción y mal en la realidad :_

Unknown dijo...

Hola de nuevo!
Acabo de leer esta entrada.
Que decirte . . . , pues . . ., me ha gustado, aunque yo soy de las que aprecian las lágrimas, no l@s mártires, que quede claro.
Leyendo el segundo comentarío, decir: las historias reales terminan como uno quiere que lo hagan, para ello esta la fuerza que cada cual llebamos en nuestro interior.
Un besazo.

Eco (DCAC) dijo...

¡Hola de nuevo!
Bonito relato, muy tierno. Tienes razón, el amor no cosiste en cambiar al otro,sino en ser capaz de que no te importen las cosas que no te gustan de la otra persona, siempre ue estas no te causen un prejuicio mayor, claro está. Muchas gracias por el apoyo que me has dado en tu comentario, de verdad, y gracias por confiarme tus secretos. Pero me gustaría decirte algo: tranquilízate, no tienes miedo al amor, sólo al daño que el amor pueda causarte. No has renunciado al amor por suerte para ti. Por favor, no renuncies nunca. No te conozco lo suficiente (ni tu caso concreto tampoco) para tomarme la libertad de darte un consejo, pue sería pedante por mi parte; pero si hay algo que tengo que decirte: si al sopesar tus posibilidades ves que puedes ganar mucho más de lo que puedes perder, merece la pena arriesgar un poco, pues si no arriesgas nada lo pierdes todo. Hay millones de casos como el tuyo, no eres rara, sin ir más lejos, yo he tratado a varias personas que tenía miedo a perder algo al arriesgar, como te pasa a ti. Por favor, no pienses que te impongo nada, solo te pido que lo pienses, porque me daría mucha pena que una persona tan maravillosa como me has demostrado ser se bloquee ante el amor. Mucha suerte, y, para lo que necesites, ya sabes donde encontrarme. Un fuerte abrazo:
De Cotilla a Confidente